El vestido
En una ocasión muy especial para ella, se compró un vestido de ensueño, era de tela de raso y de color lila muy brillante. Se componía de dos piezas un corpiño con escote palabra de honor y bordados de lentejuelas con algunas pequeñas figuras. La falda del mismo color; era de vuelo que caía hasta los tobillos. Terminaba como complemento un pañuelo del mismo color para tapar los hombros.
Los zapatos eran también en el mismo tono, con tacones muy altos, algo que no le gustaba demasiado, pero para la ocasión creyó que eran imprescindibles.
Como tocado optó por hacerse un gran moño acabado en forma de mariposa que una gran peluquera le hizo y alrededor del mismo le puso algunas orquillas en forma de mariposas también en tono lila.
Ya habían pasado tiempo y ella no volvió a ponerse ese vestido, demasiado elegante y muy de fiesta, decía. Lo tenía guardado en un armario debidamente tapado, lo guardaba como un tesoro ya que nunca había tenido un vestido tan bonito.
Hasta que un día, volvió de nuevo a pensar en el vestido y lo sacó del armario para mirarlo y le vino la idea a la cabeza; me lo pondré cuando él me lleve algún día a bailar. Sí, eso haría planeó con ilusión, ya que se había enamorado de nuevo. Era algo que no esperaba que volviera a suceder y ocurrió.
No sabía como podría hacerse posible ese sueño ya que lo veía casi inalcanzable pero no sería imposible pasar unas horas con él, era todo cuanto deseaba..
Ella se imaginaba de nuevo con ese vestido y con los zapatos tan altos, pero tenía una idea en la cabeza y era que no se haría ningún recogido con su pelo. Quería que él hundiera sus manos en su pelo y se lo revolviera como ella haría con el de él. Notar sus manos entre sus sienes mientras la acariciaba para que le quedara grabado siempre su tacto. Soñaba con cosas tan simples como unas horas con él bailando entre sus brazos y notar como la apretaba con suavidad, un beso rozando los labios y algunas palabras de amor. Sólo pensaba en momentos muy tiernos porque así sentía su amor, lleno de dulzura. Quizás sería la primera y última vez que podrían estar juntos. No quería nada más. Eso le serviría para recordarlo mientras viviera.
Pasó ya bastante tiempo y vio que esos sueños no eran compartidos, Se había dado cuenta que la única que soñaba era ella , todo era fruto de su propia fantasía. Quimeras que ella sola iba maquillando.
Se sentía hundida, traicionada y en ocasiones lo odiaba. Luego, se daba cuenta que no podía odiarlo, después de todo, ella no podía obligarle a que la amara. Entonces, se odiaba a sí misma por ser tan cabeza loca y entregar el corazón a quien no le importaba absolutamente nada.
Ya se había hecho a la idea de que sólo eran sueños, seguía amándolo pero ya no soñaba con esas escasas horas junto a él.
Un día, se dispuso a arreglar el armario y vio el vestido lo cogió y lo sacó de la bolsa que lo cubría, viendo con asombro como el vestido estaba lleno de agujeros. Una polilla había hecho de las suyas y lo había roto. Comenzó a sacar toda la ropa que tenía guardada y vio que no había nada estropeado excepto su vestido. Desolada se lo quedó mirando y pensó; sabía que nunca más podría lucirlo... a quedado tan destrozado el vestido como está mi sueño.
3 comentarios
Dinosaurio -
A veces hay que dejarlo estar y tirar (con más pena que gloria) los viejos vestidos. Después de un buen suspiro de desahogo, se siente uno mejor.
Un abrazo.
jazmin -
Sabes, ese sueño nunca se realizará.
Un beso.
Sakkarah -
Es triste, y curioso lo del vestido.
Un beso, ojalá se te realice ese sueño.