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El rincón de jazmin

Cuentos

El avaro

 

-, Ssssshhhhhh que el señerito duerme no oséis despertarlo, acallar ese vozarrón que más parecéis al cuidador de caballos y yeguas, que como ya sabéis tenemos a bien regañarle continuamente pues con su voz no se sabe bien si habla o gruñe y ya que os lo digo con aseveramiento por el bien vuestro y que el señerito no tenga que castigarte de nuevo a no dejar que bebas ni un cuenco de vino a la hora de comer las generosas viandas que a bien nuestro y con generosidad nos regala cada día. Y si no a ver decidme: ¿qué sabor le encontráis al vino del tonel poniendo la boca en la llave en lugar de hacerlo en un cuenco como todo bebedor hace? ¿acaso creéis que bebéis agua?. Y luego veneis que parecéis una culebra por las serpentinas que vos hacéis y levantando la polvareda del camino como una carreta con cuatro caballos trotando. Pero no es que trotéis , a bien quisierais que fuera así. Un parecido que yo no sabría hacer otro, ya que mis ojos no han tenido la gracia de ver nada más que eso. Pero si la polvareda levantáis es porque la fuerza os flaquea y ni para levantar vuestros pies la tenéis..
-, ¿A qué llamáis generosas viandas?¿ Acaso me vais a hacer entender que comemos como el que tú llamas el señorcito?, si ni un cacho de tocino nos da a gusto comer, comemos lo que se pega en el caldero intentando arrancar la miaja que a quedado en el y eso con suerte de que tú no lo marees demasiado y se pegue algo. Lo que nos queda son unas cuantos pedazos de patata y algunas habichuelas bailarinas en el agua que ha quedado.
-Tendrías que dar gracias que comes esas habichuelas y que no las cuenta, porque cuando se mete en la cocina mira todos los estantes del cuarto de despensa y le echa un ojo a todo, sólo falta que abra los sacos de las habichuelas, los garbanzos, o las lentejas y los contara de uno a uno.
Pero no cambiéis de conversación; os hablaba de vuestra manera de poner el morro en el grifo del tonel en lugar de hacerlo en el cuenco como debe ser.
-, ¿En el cuenco decís? Pero no sabéis que hasta el cuenco ha quitado para que no se beba y eso que yo tenía uno escondido en un sitio que no esperaba que acertara, Pues como te decía; se chocó con él y a muy malas que se puso conmigo diciéndome que le robaba el vino y eso que le decía que era para catarlo y ver si se había formado o se había agriado. Y luego se queja de que no vigilo el vino, tendré que catarlo, ¿no?
-, Así que ahora bebéis desde el grifo para catarlo.. Muchos tragos y muy largos dais para como venís cada día. Un día os pillara y ni los trozos de tocino podréis arrancar de la cazuela.

 

-, Veo que últimamente no venís tan mareado, parece que me habéis hecho caso y ya no bebéis del tonel.
-, Buenos tragos que me he pegado cuando él no me veía, parece que ya harto de ver como se achicaba el vino, me ha quitado del bodegón para que no esté dándole vueltas a la tinaja y ha puesto al mozo de cuadras que no sabe nada de vinos y a mi a las cuadras. La pena mía es no poder trincar esos tragos de la tina… pero casi mejor y es que, ahora está mucho por el bodegón y mira el tonel con el candil para ver si el vino se acorta.
Me lo ha contado el mozo; que una vez que mira el tonel le echa un ojo agriado y lo vuelve a tapar meneando la cabeza diciendo que no. Y es verdad que no sabe ya a vino. Vigilando anda mi ojo, cuando se que no está al lado del bodegón, y me pego a él, bebo y bebo pero no me quedo contento.
-, Y eso a que es debido, si decís que buenos tragos os metéis en el gaznate.
-, Ahora mismo que lo decís; no se como el vino no sabe a vino, se lo preguntaré al mozo, que tonto es ya de por sí, al no beber de la tinaja teniéndola tan a su boca . Y aunque ronde por el bodegón el señorcito, no está todo el día por lo que, puede beber lo que a bien quiera él. Pero es que con los tragos que yo hago, el tonel a de bajar a la fuerza.

 

-, ¿Qué mozo, que tal el vino de la tinaja?
-, Bien va bien, me refresco la garganta cada vez que me da la gana como hacíais vos.
-, Y no te dice nada el señorcito?
-, Me mira con cara desabría cuando mira dentro del tonel, ve que está igual que el día de ayer y se va maldiciendo.
-, Y decidme; si bebéis tanto como no se da cuenta que va menguando.
-, Bueno, he encontrado el remedio y es que para que no vea que la tinaja baja, le echo agua…
-, Agua? Pero que decís? ¿cómo echáis agua al vino? No veis que sería como si se echase agua al queso en sitio de la leche ¿creéis que saldría el queso? Nunca podría hacerse queso porque no cuajaría nunca. No me sabe raro que el señorcito te mire con ojos agriados, es que debe matarle las dudas al no adivinar porque el vino ya no sabe a vino.

 

 

-, ¡Éste vino no sabe a nada!, éste que he cambiado de las cuadras al bodegón por el bien del que antes cuidaba de el y no tirarlo a la calle y éste que vigila ahora la bodega algo está haciendo, cocinera, llamadlo!
-, Señorcito, no puede ser, ya le dije a vos que el que vigilaba antes la tinajas tenía un gran conocimiento sobre los vinos y bodegas. A bien que le dije que lo cogiera para servirle a usted por lo mismo.
-, Entendido? Claro que era entendido en gustárselo y vaciar la barrica pero en confianza os digo que aún escaseando ese brebaje sí sabía a vino pero éste os juro que no lo cazo.. Algo hace para que el vino no sepa a nada, llamadlo ahora mismo!!

-, Mozo, que el señorcito está muy agriado contigo y quiere que vayas a la casa y le des cuenta de lo que pasa con el vino.
-, Voy raudo, pues que bicho le ha debido picar para que está tan enojado y eso que por su bien el vino no ha escaseado ni un solo día desde que me dejó encargado de barrilero.



-, Señerito, que ya vengo todo enmudecido y con gran pena en el corazón por que se enoja conmigo.
-, ¿Qué has hecho con el vino de la tina que ya no es vino ni nada?
-, Como siempre le echaba un ojo a la tina por si faltaba yo encontré el modo de que siempre estuviera lleno y no se enojara.
-,¿Y qué le hacías para que así fuera?
-, Pues echarle agua para que se hiciera junto al vino.
-, por todos los diablos, estáis en vuestro sano juicio?
-,Qué venga el antiguo bodeguero!!
-, ¿Acaso vos le habéis enseñado semejante lección tan descabellada?
-, Yo, señerito, ni se me hubiera ocurrido, vos sabéis que soy entendido en ello y que también bebía para saborearlo, vos me quitasteis y yo ya no se más.
-, Bien, decidme con sinceridad ¿a qué es debido semejante entuerto?
-, Vos, señerito tenéis demasiada vigilancia en las bodegas y como debéis entender entre toneles no se puede evitar echar de vez en cuando un trago y llenar la panza del brebaje.
-, Sois desconsiderado, antiguo bodeguero; os doy de comer, de beber, refugio y cama y así me lo pagáis… robando.
-, No, sólo lo que la panza ansía, si no comemos lo que las tripas piden pues bebemos para llenar lo que nos falta.

-,Qué venga la cocinera!!
-, Decidme porque escasea la comida y se beben el vino?
-, Porque se beben el vino, yo lo entiendo y es que se pasa mucha hambre, si el señorcito tuviera a bien que las raciones fueran abundantes, bueno, las justas y que tuviéramos la barriga medio llena,, que ya veis que no digo llena del todo y que la pereza nos domine, os aseguro que no os faltaría nada, porque se es agradecido si al cambio se es generoso y estando medio bien comidos y bebidos la servidumbre estaría satisfecha y no osarían robarle nada, al ser lo contrario, ya me diréis.., vos me habéis preguntado y yo he sido clara, pensadlo vos y veréis que tengo razón.

-, He podido ver que habéis sido sinceros conmigo, eso tampoco os beneficia. Y he debido darme cuenta antes de que si escasean los víveres que están custodiados y escasos la mano se alarga para robarlos y con el vino es lo mismo, sois desconsiderados y esto será castigo.
-, vera , señorcito considerando estamos si ya no es un castigo seguir aquí pasando hambre que hasta la cocinera que está entre pucheros no puede ni catarlos por miedo a que la llame larga de manos.
-, A la calle, ahora sí, los tres por rebeldía a mi generosidad abundante.
-, Generosidad abundante ¿ de qué? nadie que precie sus tripas osará venir aquí, porque ni los ratones se acercan oliendo de antemano que aquí no hay nada que echarse al buche.
Esa insolencia, es para un latigazo, voy a…
-, El latigazo me lo da la barriga de hambre, aún entre árboles en el camino podría encontrar algo que echarme al hocico y con vos ni eso.
-, Quédese con su bodega, su cocina y su despensa que a mi ya no me veréis por vuestras tierras y si tienen honra, conmigo se vendrán la cocinera y el mozo que algo más sacaremos que permaneciendo aquí como esclavos y ayunando.
-, bien dicho, bodeguero!!, gritaron la cocinera y el mozo y ahora vos aquí os quedáis sin sirvientes que ya buscaremos quien sea menos tacaño.

-, Quedaos, por Dios! No me dejéis de esta manera, que dirán mis vecinos de todo esto ¿y mi honor ?.
Perdonad! perdonad! tenéis razón ¿qué menos que la panza se llene cada día? es lo justo, aunque no lo oportuno para el bolsillo, pero por mi honor que la mesa estará llena para saciar vuestras tripas y el vino sin discusión alguna. Por mi honor que os lo digo. Id en paz a vuestras tareas que el ajetreo lo va a tener la cocinera para haceros un gran puchero para calmar esas tripas quejumbrosas.

Se dieron la vuelta los tres mirándose extrañados por no haber encontrado tan fácil solución mucho tiempo atrás y calmar las dolencias de sus barrigas. Luego, se rieron balbuceando jocosamente; más que el bolsillo le duele el honor y aquí andábamos los tres pasando tanta fatigas sin encontrar su punto más flaco; “ el honor”.


El mago

 


-, ¡Un voluntario para un espectáculo alucinante!! ¿quién se atreve? gritaba el mago -, Voy a demostrar mi gran puntería…
-, Yo!!, yo!!, gritaban algunos,  en aquél circo esperando su momento de gloria por su valentía.
El mago, un hombre de avanzada edad, su barba denotaba que así era.  Era muy blanca al igual que una de su cejas. La otra ceja ni se veía del enorme parche negro que tapaba su ojo izquierdo.  Llevaba un turbante en la cabeza de color dorado que hacía juego con una gran capa que le llegaba casi hasta el suelo. Debajo de ella vestía  un traje blanco tipo árabe, con pantalones bombacho. Sus botas eran tan puntiagudas que se veían las puntas levantadas y encima de ellas como una especie de bolas también doradas.
Cuando se reía se podía ver como sus dientes brillaban, pero no por blancos, sino porque sus piezas dentales eran de oro.

-, A ver, a ver, muchas manos veo levantadas!!, veamos a quién elijo, decía. Las manos levantadas cada vez eran más y él miraba de un lado para otro haciendo su show.
Se acercó a alguien que estaba en la primera fila,  que no levantaba la mano y dijo: -, tú!  -, Yo? no he levantado la mano, elija a otra que sí lo haya hecho -, No! vas a ser tú, porque veo que tienes miedo.
-, No, yo no quiero salir a escena,  elija a cualquiera que  se le ofrecen.
Él con gran carisma, simpatía y con buenas tablas  de saber manejar bien la situación dijo en voz alta -. ésta muchacha va a salir. La cogió de la mano y sin que ella pudiera  decir  ya nada más la hizo levantarse.

Una vez en el escenario siguiendo su gran juego, el mago hizo un gesto con la mano hacia arriba y de inmediato bajó una rueda de madera que quedó en medio del escenario y cogiendo la mano de la muchacha que había elegido, la acercó a ella y  la puso de espaldas a esa gran rueda diciéndole muy bajito -, no tengas miedo no va a pasar nada..  La ató de pies y manos en posición de vitrubio mientras, ella cada vez estaba más asustada. Luego le tapó los ojos  y dijo  muy fuerte: -, veamos que puntería tengo….

La muchacha cada vez estaba más aterrada y aún más cuando dijo el mago -, tiraré los cuchillos de espaldas, tan sólo con un espejo que pongo enfrente mío.
Pero que dice este hombre, pensó sobresaltada ante lo que estaba oyendo. Ella quería soltarse, no veía muy clara la situación, entre el ojo  tapado, de espaldas a ella y sólo mirando un espejo que devolvía su imagen al mago, aquello era un mal sueño y  no veía un final nada feliz.
Se puso muy nerviosa y le dijo -, suélteme de aquí no quiero correr ningún riesgo.  Entre la música de fondo, las aclamaciones desde las gradas y el parloteo continuado del mago, éste parecía no oír nada y ella que tenía el cuerpo paralizado por la forma en que la había atado y aún más por el pánico que cada vez se apoderaba más de ella, pensando que, sólo con un pequeño  parpadeo por parte de ella el dichoso mago podría errar el lanzamiento de sus cuchillos…

 Se oyó un repique de tambores y el miedo de la muchacha fue creciendo al ver  que la rueda empezó a girar -, Ahh!!, esto qué es? De aquí yo no salgo viva, encima gira la rueda ,un ojo tapado, de espaldas y por un espejo que me refleje… vamos, que entre directamente a matar, sería lo mejor. Mientras pensaba todo este cúmulo de contrariedades, su tez se puso tan  blanca como el traje del loco que iba a lanzar cuchillos en contra de ella, y su miedo  crecía cada vez más, añadiendo el mareo que le entró al notar como giraba su cuerpo, estaba a punto de vomitar de la angustia que le entró. Y de golpe notó como un cuchillo quedó clavado en la madera y otro y otro más y así estuvo un rato notando como golpes secos se producían en la madera.  Ella, cada vez más aterrorizada no meneaba ni un músculo de su cara, pensando en que iba a desacertar el lanzamiento y un cuchillo podría desviarse y darle a ella.

Mientras giraba y el mago seguía tirando cuchillos ella se puso a pensar que la rueda era el mundo y los cuchillos el destino. Si errase el lanzamiento de uno de ellos podría lastimarla de manera superficial, dejarla  bastante grave, o acabar del todo con ella.
Luego pensaba bueno no me está ni rozando, sólo noto el golpe del cuchillo en la madera  parece que lo tiene por la mano.

-, Y ahora más difícil todavía!!, lanzaré los cuchillos con los dos ojos vendados, gritaba el mago. ¿Quéee? Oiga mago, haga el favor de soltarme ahora mismo, ¿ es que quiere matarme, o que le pasa? Gritaba ella  descompuesta y espantada, busque a otra que quiera ponerse aquí y que quiera morir que yo ya he tenido mi cupo, Oigaa!!, que me va a dar un ataque al corazón!!
El mago, la veía como gesticulaba algunas palabras pero no oía nada ya que el murmullo de la gente cada vez era más alto ante el entusiasmo del acontecimiento que iban a presenciar.

Ella no veía nada pero seguía notando los golpes secos cuando se clavaban los cuchillos al lado suyo,  -, como me roce lo denuncio, lo juro!! se prometía así misma.
La gente aplaudía alocada al ver la exhibición, mientras tiraba una, otra y otra vez . no parecía que se acabasen los cuchillos.  Debía de tener una cuchillería muy bien surtida…
Se oyeron unos aplausos mucho más altos y la gente gritaba -, bravo bravo!! ella respiró hondo -, por fin.

El mago se acercó a ella le quitó la venda de los ojos y soltando sus cuerdas de las manos y los pies le dice: -, ahora voy a hacer el de cortar a las personas. Ella lo miró con rabia y le dijo: -, pues si me lo hubiera  dicho usted antes.. le juro que para ese me hubiera presentado voluntaria porque ahí, si hay truco pero esto de los cuchillos es muy fuerte, porque vamos de goma creo que no son…El mago la sonrió y le dijo : -,quiere ser usted la agraciada para que la corte?-,  No!! por hoy ya tengo suficiente…mi adrenalina me sale hasta por los pelos…

Cuando salió del circo ya más calmada pensó: esto es una comparación aplicable, esto es como la vida.
La rueda dando vueltas era el mundo y  dentro del mundo estamos las personas que recibimos golpes bajos . Sí,  como la vida, que a base de estocadas te va dañando el alma y, si una de esas estocadas es demasiado penetrante,  no puedes olvidar nunca, o por lo menos, cuesta  hacerlo.
Una similitud un tanto rara, pensaba, pero muy parecida sólo que, sin cuchillos. No obstante te desgarran mucho más el interior.

Sí, así era la vida,, o quizás era el destino ¿quién sabe? te va clavando cuchillos que te van hiriendo, curas esas heridas una y otra vez y sigues tú camino hasta que, un último cuchillo, tarde o temprano llega  y pone el punto y final a nuestra existencia.

La realidad de los sueños


Era agua y quería llegar a su recorrido, pero antes había sido hielo y nieve cuando el frío azotaba en las cumbres de las montañas. Ya estaba llegando el tiempo bueno y el sol empezaba a calentar las cumbres y los cristales de hielo se iban deshaciendo poco a poco y se filtraban al interior de las montañas para luego aparecer en cascadas a la luz del día. Había hielos nuevos todos los inviernos que querían hacer ese recorrido de la vida, disfrutar la aventura del caer al vacío en cascada violenta, correr entre las piedras en loco descenso, regar las plantas que había en el borde del cauce y con el cambio estacional verlas florecer, crear vida donde escaseaba en el duro invierno, pasar por debajo de los puentes, ver saltar agradecida a una rana de hoja en hoja como si jugara, quería conocer mundo. Ese mundo que las demás aguas recorrían todos los años hasta llegar a las profundidades del mar donde se unía con su amado, pero no, esta permanecía siempre escondida, se había quedado estancada en las entrañas de la montaña en un agujero que ni tan siquiera se renovaba. Sólo algún año cuando el invierno había sido muy riguroso y había dado nieve hasta llegar a llenar todo el hueco de la montaña se renovaba un poco, era algo raro que así sucediera por ello, permanecía siempre estancada ya empezaba a oler mal no se bañaba de limpieza como las demás. Así, un año tras otro miraba con envidia como todas las nieves se filtraban para luego hacer ese recorrido que ella tanto ansiaba, era la prisionera de la montaña, así se sentía, algún día podré hacerlo se decía; algún año correré libre y feliz, veré la luz del sol, las aves bebiendo de mi, los peces jugando conmigo y oleré las flores cuando pase con la tranquilidad del paseo por los meandros.
Luchaba por romper ese tabique que no la dejaba ser libre luchaba incansablemente por derrumbar lo que la tenía prisionera y ya había perdido la esperanza de tener el prodigio que las demás aguas tenían y se iba muriendo en su propio charco perdiendo toda ilusión.
Pasó mucho tiempo y un día cuando estaba a punto de expirar su último aliento de agua putrefacta, notó como una fuerza muy poderosa la arrastraba, el tabique había desaparecido y se iba de allí, de su cautiverio hacia lo que siempre había soñado.
Iba a correr la aventura de la vida.
Miró para atrás y vio que ese tabique estaba erosionado, ella misma con su intento de huida había gastado esa cárcel y corrió feliz por los desfiladeros, atravesó las montañas, cayó al vacío, jugó con las piedras y cuando llegó a aquella masa tan poderosa de agua salada se abrazaron en apasionados revueltos de sal y dulzura.

Poema

¡Ay, amado mío
cuanto tiempo te he deseado!
En mi mente te imaginaba grande
cálido y hermoso
pero eres mucho más que eso
por eso no he muerto
tenía que ver con mis ojos
tus ojos por dentro
sentir el calor dulce de tus besos
y saborear la sal de tú llanto
que llorando he estado yo tanto…
y no quiero recordarlo.
Abracémonos los dos a la vida
que con este amor fraguado a fuego y sufrimiento
si ella quiere…
que nos lleve a la deriva
de momento, aprovechemos lo que estamos sintiendo
que mañana llegará
y no sabemos hacia donde nos llevará el viento.

jazmin